Dr. Damián
Rial Valverde
Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica
Centro Médico Mapfre Salud
C/ Luis Montoro 25-41018 Sevilla,
955 79 69 75
Hospital Victoria Eugenia Av. de la Cruz Roja 1 - 41009 Sevilla.
Los síntomas son claros: inestabilidad de la rodilla, inflamación importante de la misma así como imposibilidad para apoyarla y/o moverla.
El LCA es un haz de fibras de colágeno de discurre entre la tibia el fémur en sentido oblícuo, formando una X en relación con el Ligamento Cruzado Posterior (LCP). Fig 1
Estabiliza la rodilla al limitar el desplazamiento anterior de la tibia, la rotación tibial y la angulación externa e interna de la rodilla cuando está en extensión completa.
El mecanismo de lesión más habitual consiste en un cambio brusco de la dirección de la rodilla al decelerar bruscamente, por ejemplo al caer y apoyar mal la extremidad después de un salto o bien, al pararse bruscamente después de correr.
En caso de una lesión crónica, la función deficitaria del LCA provoca un cierto grado de inestabilidad de la rodilla que puede llevar a la lesión posterior de otras estructuras como los meniscos o cartílagos y una evolución prematura a la artrosis de rodilla.
El LCA no puede curarse por sí mismo ni suturarse.
Esta lesión puede tratarse de forma quirúrgica o no quirúrgica teniendo en cuenta que el LCA no puede curarse por sí mismo ni suturarse.
La opción no quirúrgica debe plantearse en aquellos casos en los que el paciente presente una edad elevada, escasa inestabilidad de rodilla y no tenga lesiones asociadas. Esto implica una tratamiento rehabilitador prolongado, así como el cambio del nivel y tipo de actividad deportiva que practique.
En el caso de pacientes con un estilo de vida activo que quieran retomar un nivel deportivo alto está indicada la intervención quirúrgica tanto si la rotura es aguda como crónica.
Esta cirugía se lleva a cabo mediante artroscopia sustituyendo el LCA por un injerto obtenido de la misma rodilla lesionada. Este nuevo ligamento se inserta a través de un túnel que atraviesa la tibia y otro en el interior del fémur, siguiendo el mismo recorrido del LCA original . Adopta las mismas características del LCA a partir del quinto o sexto mes de la intervención.
Los injertos más utilizados son los siguientes:
Estos injertos se fijan a nivel de la tibia y del fémur con una multitud de sistemas distintos: Tornillos metálicos, reabsorbibles, tipo ENDOBUTTON o CROSS-PIN…
Tras la intervención, el paciente puede irse de alta al día siguiente apoyando en descarga con dos muletas la pierna intervenida e iniciando la flexo-extensión de la rodilla.
Posteriormente se le retirarán los puntos a los 7-10 días e iniciará la rehabilitación y al mes, puede comenzar a utilizar una bicicleta estática y hacer natación. A los dos meses puede comenzar a correr suavemente y transcurridos 5 o 6 meses, puede retomar las actividades deportivas, ya que es en este periodo cuando el injerto implantado adopta las mismas características de un ligamento.
Dr. Daimán Rial Valverde
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